Por Sofía Alberti
El lunes a la noche, un violento temporal golpeó Rosario. Hubo ocho muertos, innumerables daños y gran parte de la ciudad de Rosario se quedó sin luz, en algunos casos aún sin respuestas. Como ya ocurrió durante el granizo de noviembre de 2006 y las tormentas de marzo de 2007, los sectores empobrecidos son los más afectados. Durante el martes, los piquetes aparecieron en la periferia y se acentuaron en cantidad con el paso de las horas. Sin Alternativa recorrió el corte de Jaun José Paso y las vías del Nuevo Central Argentino.
Tras el temporal, la intersección de Juan José Paso y las vías del Nuevo Central Argentino (NCA) fue nuevamente escenario de protesta de alrededor de mil familias de Barrio Industrial y Travesía.
El reclamo central del piquete fue vivienda digna para los vecinos de los asentamientos de la zona. Una vez más la tormenta anegó las casas, ocasionó voladuras de chapas, caídas de cables y ramas, además del rebasamiento de cloacas y zanjas, acentuado por las obras de aperturas de calles que se están llevando adelante. “Nos dice la gente del Nuevo Central Argentino y la policía que puede haber represión si la jueza lo ordena. Además ayer buscaban casa por casa a los compañeros nuestros”, denunció Hugo Centurión de la Corriente Clasista y Combativa.
“Se inundó todo”, balbuceó Emilio, de tan sólo tres años. “Se voló todas las chapas, se inundó toda la casa. Yo vivo con mis primos. Nos metimos todos adentro del ropero en la casa. Ahora está todo inundado con barro, se mojó todo”, detalló Maira, de apenas diez años. “Amanecimos despiertos, porque la luz estuvo cortada toda la noche. Estaban todos los cables tirados sobre el suelo, por eso no podíamos salir a la calle”, aseguró otro de los chicos de Juan José Paso y Travesía.
Estos pequeños relatos figuran la crítica situación que una vez más viven las personas que habitan los barrios marginados de la ciudad. En los asentamientos irregulares las tormentas se potencian por las precarias condiciones de vida. Sin embargo, no lo habría observado así Ricardo Jiménez, funcionario municipal que según los manifestantes “se rió de la gente”. “Vino un funcionario del municipio, Ricardo Jiménez, y dijo que no había ninguna voladura de techo, y se fue a las 12 menos cuarto. Yo tenía sesenta centímetros de agua en la casa”, aseguró Juana Carolo, de 76 años, que hace 31 vive en el barrio.
“Firmaron un convenio de erradicación de villas, la Municipalidad y la Nación. Además nos prometieron el plan Hábitat y la realidad es que fueron solo promesas”, evaluó Centurión. “No podíamos salir para ningún lado, esta situación se repite cada temporal y ahora más que están haciendo refacciones para abrir las calles. Está todo tapado, las aguas no corren para ningún lado”, afirmó una vecina de El Piso, barrio toba de Travesía.
“Queremos la vivienda. Yo no sé como el gobierno no se da cuenta de que les sería más económico darnos la vivienda. No queremos ni un colchón ni una bolsita con polenta, que se pongan la mano en el corazón. Vamos a pagar la vivienda, no la queremos gratis”, imploró Juana, con la mano llena de moretones por los esfuerzos hechos para levantar sus pocas pertenencias, para que no se las lleve el agua.
Los vecinos y vecinas aseguraron que mantendrán el corte pese a las amenazas, hasta obtener respuestas políticas genuinas al problema que los aqueja. “Nos quedaremos hasta las últimas consecuencias, porque esto es para nuestros hijos”, subrayó el delegado de la CCC.
viernes, 6 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario