La semana pasada hablamos del golpe de estado de 1976 y sus implicancias históricas, sociales y políticas.
Hoy es jueves dos de abril y, como un juego cronológico, vamos a hablar de la Guerra de Malvinas. Enfrentamiento que mostró una faceta más de la crueldad e impunidad con la que se mueven los militares en el poder y sus cómplices civiles.
“A veces, como prisioneros de guerra, los ingleses nos trataban mejor que nuestros superiores”, aseguraron en diversas ocasiones los ex combatientes, de los cuales muchos padecieron torturas por parte de los jefes militares argentinos en las islas.
Pibes. Eran eso: pibes. Muchos del interior olvidado, hambriento, inocente. Y los llevaron a una guerra, los aislaron de la solidaridad del pueblo y los transformaron luego en locos, mendigos, suicidas…
Muchos dicen que ellos, los que sufrieron, murieron y son sistemáticamente olvidados por gobiernos de turno, nos devolvieron la democracia. Se afirma que a los milicos desgastados, ya no les quedó otro camino que llamar a elecciones.
Y así vino la presidencia Raúl Alfonsín, que murió el martes a las 20.30. Otra pieza más en este juego cronológico de la historia. La Presidenta desde Londres, en vísperas de otro aniversario del desembarco en Malvinas, decretó los tres días protocolares de duelo nacional. Tres días que impidieron realizar la jornada en la que los Ex Combatientes decidieron apaciguar la angustia convocando a un recital. Recital en reclamo de la soberanía de hoy y siempre sobre nuestros recursos, sobre nuestro futuro. Recital en el Monumento a la Bandera que defendieron, con el pueblo del cual los aislaron.
Pero no pudieron. El duelo nacional los obligó a encerrarse otra vez en sí mismos para recibir el recuerdo del día que les cambió la vida. No hubo bandas, ni reclamos. No hubo aplausos ni acompañamiento. Un vez más, los ex combatientes de Malvinas sufren las insensateces del gobierno de turno. Hoy por el supuesto padre de la democracia, los hijos de la dictadura quedaron otra vez solos, viendo como el reloj marca la llegada de un nuevo dos de abril. No hubo recital. No hubo pueblo. Hubo duelo. Y no por ellos.
Por Sofía Alberti
Hoy es jueves dos de abril y, como un juego cronológico, vamos a hablar de la Guerra de Malvinas. Enfrentamiento que mostró una faceta más de la crueldad e impunidad con la que se mueven los militares en el poder y sus cómplices civiles.
“A veces, como prisioneros de guerra, los ingleses nos trataban mejor que nuestros superiores”, aseguraron en diversas ocasiones los ex combatientes, de los cuales muchos padecieron torturas por parte de los jefes militares argentinos en las islas.
Pibes. Eran eso: pibes. Muchos del interior olvidado, hambriento, inocente. Y los llevaron a una guerra, los aislaron de la solidaridad del pueblo y los transformaron luego en locos, mendigos, suicidas…
Muchos dicen que ellos, los que sufrieron, murieron y son sistemáticamente olvidados por gobiernos de turno, nos devolvieron la democracia. Se afirma que a los milicos desgastados, ya no les quedó otro camino que llamar a elecciones.
Y así vino la presidencia Raúl Alfonsín, que murió el martes a las 20.30. Otra pieza más en este juego cronológico de la historia. La Presidenta desde Londres, en vísperas de otro aniversario del desembarco en Malvinas, decretó los tres días protocolares de duelo nacional. Tres días que impidieron realizar la jornada en la que los Ex Combatientes decidieron apaciguar la angustia convocando a un recital. Recital en reclamo de la soberanía de hoy y siempre sobre nuestros recursos, sobre nuestro futuro. Recital en el Monumento a la Bandera que defendieron, con el pueblo del cual los aislaron.
Pero no pudieron. El duelo nacional los obligó a encerrarse otra vez en sí mismos para recibir el recuerdo del día que les cambió la vida. No hubo bandas, ni reclamos. No hubo aplausos ni acompañamiento. Un vez más, los ex combatientes de Malvinas sufren las insensateces del gobierno de turno. Hoy por el supuesto padre de la democracia, los hijos de la dictadura quedaron otra vez solos, viendo como el reloj marca la llegada de un nuevo dos de abril. No hubo recital. No hubo pueblo. Hubo duelo. Y no por ellos.
Por Sofía Alberti
Foto: Indymedia Rosario
No hay comentarios:
Publicar un comentario